El sector de la construcción en España ha desempeñado un papel muy importante en la economía nacional, especialmente en los años anteriores a la crisis financiera de 2008. Como resultado de la crisis, el sector sufrió una fuerte caída de la demanda y de los precios, de la que sólo empezó a recuperarse en 2014. Prueba de ello es que el sector pasó de representar el 9,4% de la economía en 2006 al 5,5% en 2018. En cuanto a la composición del parque de edificios, las propiedades residenciales representan el 62,2% del total. De este porcentaje, y seis años después de la implementación de la certificación energética de los edificios, el 47,5% obtiene la etiqueta energética E, y el 25% una calificación G.
El parque de edificios españoles es bastante antiguo, ya que el 56,3% de los edificios del país fueron construidos antes de 1980. Este grupo debería servir como objetivo para la aplicación de una acción de rehabilitación integral para asegurar que se cumplan los objetivos de eficiencia energética. Esto es especialmente cierto si se tiene en cuenta que más del 10% de los hogares españoles (equivalente a 5,1 millones de personas) se declaran incapaces de mantener su vivienda a una temperatura adecuada durante los meses fríos, y por lo tanto caen bajo el umbral de pobreza energética.
De los más de 25 millones de viviendas en España, aproximadamente el 90% son anteriores al Código Técnico de la Edificación (aprobado en 2006) y el 60% fueron construidas sin ningún tipo de normativa de eficiencia energética. Debido a esto, se han aprobado varias medidas destinadas a mejorar el rendimiento energético de los edificios españoles. Para financiar la renovación de la eficiencia energética en todo el sector residencial, se dispone de una amplia gama de subvenciones y subsidios públicos, así como de planes de financiación privada más “tradicionales”.